5/20/2006

Navidad

Y van quince Navidades desde que depositaste tus ferúmenes en mi chepa de agridulce mirada y exclamaste: Qué demonios hablan?

- Te necesito para vivir. Yo te metería dentro de mi alma
- Yo sólo te quiero para follar
- Mis suspiros son de fuego. Apártate!!
- Yo sólo te quiero para follar
- Llévame a los campos
- Yo sólo te quiero para follar
- Con la luz de la mañana
- Yo sólo te quiero para follar
- Dejémoslo
- Olvidémoslo

Esta noche la gente suspira por enchufes enamorados (te quiero? O sólo te quiero follar?). Necesitamos mentiras realmente. Las necesitamos para poder subir las escaleras aquellas noches en las que estamos demasiado borrachos y los marcos de las ventanas nos reprochan nuestras pisadas abandonadas (¿equivocadas?). Cada vez somos menos: ¿un puto grito en mitad de la madrugada?. Y tú, si tú; confórmate con vender flores hasta que la noche llegue. Cántale a la verde oliva para ver si te deja malear la vida como verdaderamente has deseado siempre, cántale desde la cariacontecida montaña que siempre te recuerda que todo lo que eres es una puta luz (chiquitita) en una puta habitación oscura. Acércate al mar y lanza esputos estrictamente personales que maldigan esos labios besados infinitamente y que tanto te han hecho deambular: tú sabes que todo irá bien, no te preocupes: acabaras muriendo (como todos), sólo procura rizar el rizo y nunca, nunca, cuentes cosas que jamás otro haya contado.

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