4/13/2004

Ahora, una reseña biográfica:

Macandé

Francisco Gabriel Díaz Fernández. Cádiz, 1897 - 1947. Cantaor. De chiquillo vendía caramelos, y para ello se inventó un pregón personalísimo con aire praviano en el que mentaba a los toreros, y contaba Pericón de Cádiz "con este pregón por asturianas tenía loco a todo Cádiz y por cualquier sitio que iba siempre llevaba detrás treinta o cuarenta personas ná más que por oírlo cantar". Se dice que cantaba a veces con un caramelo en la boca. Envolvía los caramelos con cromos de toreros, pero a veces cambiaba y utilizaba cromos de futbolistas, en cuyo caso "el pregón de los toreros conservaba sus tonos asturianos de la primera parte, y el de los jugadores lo hacía por bulerías, aunque igual cambiaba los tercios. Su pregón no fue fijo: lo creaba y recreaba cada día según la inspiración del momento" (Eugenio Cobo ). Macandé fue un ser patético, siempre al borde de la locura; para mayor desgracia se casó con una mujer muda y tuvieron dos o tres chiquillos, todos mudos, lo que acabó de trastornarlo. Fue ingresado en 1935 en el Manicomio de Cádiz, hasta su muerte. Allí iban a verlo cantaores y amigos, como Caracol, quien fue muchas veces y lloraba oyéndole cantar sus fandangos; después algunas cosas del cante de Macandé las incorporó él a sus propios cantes. Un fandango, el de Macandé, de gran dificultad de ejecución, de trenos largos y estremecedores, angustiado. También cantó saetas, y nunca quiso cobrar por ello.


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