3/23/2004

Tenencia lícita de pensamientos inmundos. Sueño que arranco quicios, los adorno con semen y vuelo hacia la selva colombiana donde, atravesando montañas, llego al Valle de las Cebollas Puras. No más mentiras, no más fingir. Allí las mujeres hablan bable y me frotan las entrañas con palabras de amor verdadero. Me derrumbo, me muero unos instantes para salir corriendo con cuatro patas y catorce cabezas a abrazar a mi chica, que me espera, como si nada, en el número catorce de la Calle Libertad.

Muaaaaaaaaaaaac. La beso, la abrazo, la miro, la ausculto, la rodeo con mis brazos, la pellizco, la acaricio, la desnudo, la baño, la persigo y finalmente le hago llorar diciendole que la quiero como nunca jamás haya querido a alguien.

Fin de la historia

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