5/13/2004

la dolce vita...


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Pues iba yo la noche del domingo paseando con mi fiel escudera, cavilando sobre las cosas de la vida, ¡pequeño gran problema! Mientras me repetía a mí mismo en voz alta y para la indiferencia de mi partenaire "...Me estoy equivocando en mi tozudez de intentar ver la vida a través de un cristal de ansiedad y miedo..."
"...Ansiedad en enojarme con la vida porque no me da lo que quiero vivir...", "...¡A estas alturas!...", carraspeba de soslayo mi escudera con tristeza y cierta sorna; "...cuando debería vivir lo que me da, trabajando en momento presente lo que está por venir..." insistía yo.
"...Miedo paralizante en enfrentarme a la propia vida. Coaccionando mis actuaciones con una respuesta imaginablemente adecuada, previamente supuesta, como un auto-condicionante externo pero interiorizado; cuando deberían de ser mis propias acciones intuitivas, ya no como actuaciones, ya no como representaciones de una ficción, sino como acciones instintivas y surgidas libremente, las que realizaran y determinaran su propia idónea voluntad ..." proseguía sin fatiga abrazado por los guiños del delirio.
Mi acompañante se apretujaba entre los negros rincones que ofrecía la noche, intentando procurarse unos manjares que yo no era capz de proporcionarle, dejando que hablara en voz alta, para pasar intermitentemente desapercibida entre la oscuridad y la luz pálida de la luna, la oscuridad y la luz de las ténues farolas, la oscuridad y las espontáneos faros de los automóviles "...vivo la ansiedad en el futuro, irrealizando sueños, quemando el tiempo en estanques entumecedores, para así, inhibirme de los riesgos espontáneos del presente..." Con los ojos entornados por el asombro, la boca medio abierta intentando mediar entre mi yo y mi locura, me examinaba la patológicamente hambrienta compinche mientras yo seguía "...vivo el miedo en el pasado, anclado a antiguos fracasos, escondiéndome tras escenarios conocidos, circulos corridos y recorridos, para así, inhibirme de los riesgos insospechados del presente..." en un momento dado mi socia se agacho en un gesto, como solo lo saben hacer las hembras y dejó caer suavemente, no sin esfuerzo, un apósito en la agrietada acera, me disponía a recoger tan artístico souvenir, patrimonio de la humanidad, cuando ví los siguientes comentarios en una entrevista en la hoja de periódico:

- Pregunta: Le veo a usted la mar de feliz...
- Respuesta: Yo no he perseguido nada, sólo he dsifrutado de lo que ha venido a mi encuentro.
- Pregunta: Si persigues la felicidad, la asustas, ¿no?
- Respuesta: Si ansias algo y no lo logras, te frustras. Prefiero sacarle jugo a lo que sucede, a lo que va llegándome. ¡Y así tengo ya más de lo que jamás soñé de niño!pedir más sería codícia.


Pues lo dicho.

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